Un día como el de hoy te demuestra que las cosas más insignificantes se torna grandiosas en esta ciudad. Hoy hemos viajado hasta Grecia, cuna de las olimpiadas. Lo primero de todo es sacar un mapa del mundo y pedirles que señalen nuestro destino de hoy, las islas griegas. Ninguna duda. Casi absolutamente todos los niños saben localizar perfectamente el país. es entonces cuando me traslado a España y me imagino la misma situación. "A ver niños, dónde está Grecia". Niños con cara de pan, pensando cuándo acabarán las clases para poder enchufar la Play Station. Aquí todo es nuevo para ellos, un mapa, un trozo de lana... y se desviven por demostrarte todo lo que saben.

Y no hay unas olimpiadas en Grecia sin unas coronas de laurel como Dios manda. Bueno, la verdad es que aquí resulta casi imposible encontrar laurel. Pero quién quiere laurel teniendo papel de periódico, pegamento y un poco de lana! Manos a la obra. A cortar lana para todos. Pintan trozos de periódico de colores y los pegan alrededor del trozo de lana a modo de hojas de laurel. Después las atamos alrededor de la cabeza. Se sienten orgullosos de su corona. Es la mejor corona del mundo! Corren para todos lados enseñándola a todo el mundo. Y que no se te ocurra dejarte a nadie sin ella, que tendrás al niño en cuestión agarrándote de la pierna sin parar hasta que tenga la suya propia.




Es increíble ver cómo cooperan los niños de mayor edad con los de menor. Los mayores nunca van de independientes, nunca se ponen a lo suyo y se olvidan de los demás. Los mayores, lo primero que hacen es coger las pinturas y pintar para los que no saben hacerlo. Y ya se harán ellos después su corona. Para nosotros esta cooperación es una sorpresa. En España hemos desarrollado demasiado el individualismo y la lucha por el éxito personal.


Todos tenemos las coronas? Seguro? sí, todos las tenemos. Pues es el momento de las olimpiadas. Comenzamos por lo que hemos denominado el boli-culo. Tres niños ("Only tree! Only tree!") se colocan en la cintura, y colgando por detrás, un trozo de lana con una pintura atada en la punta (con los saris de las chicas era más complicado. Dónde engancho yo este trozo de lana?). Tres botellas de plástico frente a ellos. "One, two, tree!!!!" Los niños deben salir corriendo y, sin tocar con las manos deben introducir la pintura por el cuello de la botella. Cada ronda es una fiesta. Cada vez que uno introduce la pintura todo el mundo grita de emoción.



Otros tres juegos nos roban el tiempo del resto de la tarde: los bolos con botellas de plástico, la "rupia-culo" (estamos hoy muy de culos) y la carrera de globos. Los bolos se explican por si mismos. La rupia-culo consiste en sujetar una moneda con los cachetes de... ejem... del culo y llevarla hasta un círculo pintado en el suelo para que caiga dentro. La carrera de globos consiste en desplazar por una cuerda un trozo de pajita propulsado por un globo.


Cada victoria se celebra de una forma muy particular, con un cántico que es algo así: "Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!". Con cada victoria todo el mundo grita. Los mayores alzan a los ganadores en volandas y levantan los brazos. Sí que son unas olimpiadas de verdad. Puede que hasta que no pasen cuatro años no se vuelvan a celebrar.




En New Light 2 y en Soma's Home han creado constelaciones con plastilina luminiscente que brilla en la oscuridad. Las han colocado en la pared de los hogares, hemos a pagado las luces y... Magia!! los niños abren la boca, no han visto nada igual en su vida. Las madres de las casas de alrededor entran al hogar para ver el espectáculo luminoso. Hoy las paredes de New Light se han iluminado de verdad.

Hemos acabado bailando un sirtaki griego y nos hemos dado cuenta que todo lo que sea moverse, bailar y agitar el cuerpo les encanta. Pues si les encanta... todo el mundo a bailar.


Hoy algunos nos intentamos retirar pronto. Estamos cansados.Pero no sabemos muy bien qué ocurre en el Hotel Paragon que siempre hay algo que no te deja llegar hasta tu cama. Me quedo de camino a mi habitación invitado por Juan, un voluntario de Barcelona, y dos koreanos encantadores, Joya y Angie (la verdad es que no tengo ni idea de si se escribe así). Julio y Rebeca han tenido el mismo problema, se han quedado por el camino con nosotros. Charlamos, reímos y consumimos la noche.



Todos estamos bien, con algún achaque que otro del estómago y la garganta, pero nada grave. Mañana... destino Kenia. Un abrazo a todos.